El movimiento de caída libre tiene lugar cuando un
cuerpo se mueve libremente bajo la acción de la gravedad de la Tierra.
A finales del
siglo XVI, Galileo comprobó que los cuerpos caen al suelo con un movimiento
rectilíneo uniformemente acelerado y que la aceleración es independiente de su
masa. Por eso, los cuerpos situados a la misma altura caen al suelo con la
misma velocidad y al mismo tiempo, sea cual sea su masa. Si no observamos esto
en algunos casos, como la caída de una hoja de papel, es por la resistencia del
aire. Si estos objetos cayesen en el vacío, todos lo harían con la misma
aceleración.
Posteriormente Isaac Newton
descubrió que la fuerza responsable de la caída libre de los cuerpos es la
fuerza de la gravedad terrestre. Para demostrar la suposición de Galileo,
Newton introdujo en un tubo de vidrio varios objetos de materiales de distinta
densidad.
Después hizo el vacío y lo colocó rápidamente en posición vertical
para que los objetos cayesen en el interior del tubo. Cuando en el interior del
tubo había aire y se realizaba el experimento, al tocar los objetos en el fondo
del tubo se oían tantos golpes como objetos distintos. Debida a esta fuerza
caen con una aceleración de módulo 9,8 m/s2. Esta recibe el nombre
de aceleración de la gravedad (g).
g= 9,8
m/s2
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